Por Karen Rivera
Ciudad de México, 07/11/2016, (N22).- La contaminación es un riesgo medioambiental para la salud que no sólo afecta los sistemas cardiovasculares y respiratorios, también puede dañar al cerebro. El ozono, que producen por ejemplo los automóviles, es uno de los desechos tóxicos más perjudiciales.
Este contaminante puede llegar al sistema nervioso a través del bulbo olfatorio o a través de la sangre y puede generar daño oxidativo, es decir, que activa la respuesta inflamatoria del sistema.
“La inflamación, que puede ser viral o a consecuencia de gripe y provocar que se liberen productos dañinos al torrente sanguíneo hasta llegar al sistema nervioso central”, comentó el doctor Carlos Paz, responsable del laboratorio de neurofisiología.
Alguno de los efectos que provoca el ozono en el sistema nervioso central es la alteración del sueño.
“Cuando hay alteraciones del sueño al día siguiente las personas tienen trastornos de atención, se sienten fatigados, tienen dolores de cabeza y tienen un desempeño pobre en sus actividades».
Al equipo le preocupan, especialmente, los niños, «por eso hacemos experimentos de aprendizaje con la doctora Verónica Custodio. Sometemos ratas preñadas, durante la gestación les administramos ozono y las crías, una vez que tienen 30 días de edad, les implantamos electrodos que nos permitan hacer registros electroencefalógrafos del sistema nervioso central”.
En 1992 el laboratorio de neurofisiología del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, liderado por el Doctor Carlos Paz Tres, publicó un artículo en el que demostraban que las ratas expuestas al ozono presentaban daños en el sistema nervioso y se veían afectadas en la etapa del sueño paradójico, es decir, aquel que tiene que ver con la concentración y la reconciliación de la memoria.
“El doctor Juan Carlos Martínez hizo una disección del cerebro de un ratoncito que fue expuesto al ozono, de esta manera determinadas partes del encéfalo sufrieron alteraciones en los neurotransmisores que son necesarios para el sueño».
Un reporte de la Unicef atribuye la muerte de 600 mil niños por año a consecuencia de la contaminación ambiental. Algunas enfermedades se vuelvan más graves para los pacientes que inhalan contaminantes ambientales.
El organismo de los infantes es más vulnerable debido a la velocidad de su frecuencia respiratoria. Es decir, inhalan mayor cantidad de aire que los adultos.
“Una forma de prever estos problemas es administrar antioxidantes y vitamina C. Aumentar los niveles diariamente de vitamina C es una buena estrategia para protegernos de Ozono”.